La adrenalina en juicio: evidencia dura, decisiones blandas (Adrenalina y Paro Cardíaco — Un Siglo de Supuestos, Parte III)
En la última década, la ciencia habló fuerte: más RCE, pero más daño. Entre ensayos como el PARAMEDIC2, metaanálisis globales y guías que dudan, el miligramo de adrenalina ya no es sagrado.
La adrenalina en juicio: evidencia dura, decisiones blandas
Durante más de cien años, la adrenalina fue administrada durante la reanimación como si fuera un reflejo.
Nadie preguntaba por qué. Solo cuándo. Cada 3 a 5 minutos.
Una ampolla. Un miligramo. Un ritual que se convirtió en dogma.
En la Parte I de esta serie, exploramos sus orígenes: una molécula descubierta en laboratorios, probada en perros anestesiados, e incorporada sin evidencia humana a los primeros intentos de reanimación.
En la Parte II vimos cómo, pese a los estudios clínicos que alertaban sobre sus efectos adversos, la práctica se mantuvo sin cambios reales durante más de cuatro décadas. El mantra era claro: "mejora el RCE". Y con eso bastaba para justificarlo todo.
Pero entonces, algo cambió.
Llegaron los ensayos clínicos aleatorizados.
Llegaron los placebos.
Llegaron los números que nadie quería ver…Más pacientes con pulso… pero menos que despertaban.
Y con eso, la adrenalina dejó de ser incuestionable.
En esta tercera y última parte, vamos a analizar el momento más decisivo de esta historia:
El impacto clínico del estudio PARAMEDIC2.
Lo que dicen los metaanálisis más recientes.
Y el giro —a veces tímido, a veces firme— de las guías internacionales que ya no hablan con certeza… sino con cautela.
Porque si bien la adrenalina sigue en el algoritmo,
la pregunta que ya no podemos evitar es esta:
¿Sigue ahí porque funciona…
o porque todavía no nos atrevemos a sacarla?
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