Desfibrilar sin criterio: el 30% de las descargas en paro pediátrico no debieron ocurrir

Lo urgente no justifica lo impreciso. Actuar sin confirmar el ritmo es una práctica más común —y más dañina— de lo que imaginamos.

🩺 Cuando actuamos… sin haber leído bien el ritmo

Paro pediátrico.
Paciente en UCI. Monitor encendido. Compresiones en curso.
Un residente grita: “¡Es fibrilación!”. Alguien ya está cargando el desfibrilador.
Y el botón se presiona… sin dudar.

Pero no era fibrilación.
No era un ritmo desfibrilable.
Y nadie lo supo… hasta después.

Este no fue un caso aislado.
Es una escena que se repite con más frecuencia de la que quisiéramos aceptar.
Porque en el momento de máxima presión, el juicio puede fallar, el trazo puede confundir… y el botón se convierte en una reacción automática.

Pero desfibrilar no es neutro.
No es “mejor que nada”. No es inocuo.
Una descarga mal indicada puede:

• Romper una conducción eléctrica aún funcional,

• Inducir disfunción miocárdica,

• O incluso acelerar la muerte que intentamos evitar.

Un estudio publicado en Pediatric Critical Care Medicine analizó eventos reales de paro pediátrico con monitorización completa.
El resultado es tan claro como incómodo:
el 30% de las desfibrilaciones fueron inapropiadas.
Y en casi 1 de cada 4, el ritmo era organizado.

En otras palabras: presionamos sin confirmar. Actuamos sin interpretar.

¿Y tú… estás seguro de que cada vez que desfibrilaste… realmente debías hacerlo?

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⚠️ 3 de cada 10 descargas no eran necesarias.
📍 La mayoría ocurrieron en UCIs y quirófanos.
🧠 ¿Cómo distinguir el ritmo correcto… cuando solo tienes segundos para decidir?

En la siguiente sección:

• Desglosamos los datos del estudio,

• Explicamos el impacto real de desfibrilar sin criterio,

• Y te damos propuestas concretas para mejorar la precisión clínica antes de presionar el botón.

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