Compresión abdominal en reanimación pediátrica: ¿excepcional o estratégica?
Un estudio multicéntrico explora la combinación de compresión torácica y abdominal en pacientes con cardiopatías congénitas. Más presión diastólica, más perfusión… ¿y menos riesgo del que creíamos?
…¿Existe alguna técnica que mejore la RCP en un paciente con esta fisiología?”
Eso fue lo que todos en la sala se preguntaron. No en tono de frustración… sino como una búsqueda genuina. Porque lo que estaban haciendo —la mejor versión del protocolo estándar— simplemente no era suficiente.
Paciente pediátrico, 3.5 kg, posoperatorio inmediato de cirugía Norwood tipo Sano (primer tiempo en la reconstrucción de corazón univentricular con derivación sistémico-pulmonar).
Ingresado a terapia intensiva con el tórax cerrado, monitorización invasiva, sensores de saturación regional de oxígeno y curva de dióxido de carbono espirado, entre otros.
Durante los primeros 40 minutos de vigilancia, comienza el deterioro progresivo:
Presión arterial diastólica (PAD) descendiendo a menos de 20 milímetros de mercurio
Disminución sostenida del dióxido de carbono espirado (ETCO2)
Caída progresiva de la saturación cerebral (rSO2)
Se inicia RCP de alta calidad: 100 compresiones por minuto (regulando la fuerza de compresión en tórax, con el monitoreo fisiológico), frecuencia ventilatoria fija, adrenalina juiciosamente utilizada. Pero no hay mejoría.
Y el equipo comienza a inquietarse. Saben lo que están haciendo… pero no está funcionando.
El anestesiólogo quirúrgico propone algo distinto:
“¿Intentamos compresión abdominal interpuesta?”
El equipo se queda en silencio. No por desconocimiento… sino por miedo.
📛 ¿Provocar una lesión abdominal?
📛 ¿Desestabilizar una anatomía quirúrgica reciente?
Pero alguien recuerda lo visto en entrenamiento:
…la presión diastólica mejora, la reperfusión aumenta, y en estudios recientes, en pacientes exactamente como este —con fisiología de ventrículo único y circulación paralela—
📈 la IAC-CPR (RCP con compresión Torácico/Abdominal Interpuesta) aumentó la presión coronaria hasta en 11 mmHg y logró RCE sostenido.
Comienzan. Una mano en el tórax. Otra en el abdomen. Ritmo cruzado, sincronizado. EtCO₂ sube. DBP sube. NIRS se recupera.
Y por primera vez desde que comenzó el paro… el equipo respira.
Hoy exploramos una técnica que hasta hace poco parecía imprudente en la cirugía cardíaca pediátrica.
Pero que, con precisión, entrenamiento y buena fisiología…
podría ser justo lo que el corazón pediátrico necesita para volver a perfundir.
Reanimar en corazones distintos… requiere maniobras distintas
El estudio liderado por Stromberg y el grupo PediRes-Q (2025) representa la primera descripción sistemática del uso de compresión abdominal interpuesta durante reanimación cardiopulmonar en pacientes pediátricos con cardiopatías congénitas.
Esta técnica —conocida como IAC-CPR por sus siglas en inglés (Interposed Abdominal Compression Cardiopulmonary Resuscitation)— consiste en realizar compresiones abdominales durante la fase de reexpansión torácica, con el objetivo de aumentar el retorno venoso y la presión diastólica, clave en la perfusión coronaria.
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