Adrenalina en peri-paro pediátrico: una práctica común que necesita revolución
Casi todos la usan. Nadie la usa igual. Y lo más grave: casi nadie se pregunta si debería hacerlo así.
Entre la urgencia y la improvisación… una jeringa de adrenalina
Paciente en UCI pediátrica.
Niño con cardiopatía operada, séptico, dependiente de soporte inotrópico, con tendencia a la hipotensión progresiva.
El monitor empieza a caer. 60... 48... 35 mmHg.
Y entonces alguien pregunta:
“¿Le damos una de adrenalina en bolo?”
Alguien prepara la jeringa. ¿Qué concentración? ¿Qué volumen? ¿Qué dosis?
“Dale 1 mcg/kg”, dice uno. “Yo uso 10 mcg/mL”, responde otro. “Nosotros diluimos directo del 100”, comenta la residente.
Tres personas. Tres formas de preparar. Ningún protocolo. Ninguna guía que respalde lo que está por hacerse.
Lo administran. El niño responde. Todos respiran.
Pero nadie sabe si fue lo correcto… o si simplemente tuvimos suerte.
Ese escenario, común en UCI y quirófano, fue el punto de partida de un estudio reciente que encuestó a intensivistas pediátricos de 9 países sobre el uso de adrenalina en bolo en contextos peri-paro.
El resultado fue tan claro como inquietante: el 94% la utiliza… pero con una variabilidad de dosis de hasta 100 veces entre un médico y otro.
Y tú, ¿cuánto sabes realmente de lo que estás dando en ese momento?
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Reanimación en Situaciones Especiales Latinoamérica (REASEL) para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.