Adrenalina cada 3 minutos: ¿necesidad o automatismo?
Exploramos cómo espaciar la dosis de adrenalina durante el paro pediátrico podría asociarse con mejor supervivencia, desafiando la lógica del algoritmo y volviendo a poner a la fisiología en el centro
Martina tenía 4 años. Postoperatorio de neurocirugía. Sepsis asociada a catéter. Día 5 en UCI.
A las 02:13, monitor continuo reporta bradicardia severa. Luego asistolia. Se inicia RCP.
Minuto 1: adrenalina.
Minuto 5: nueva dosis.
Minuto 9: otra más.
Minuto 13: “adrenalina por tercera vez”.
Minuto 17: aún sin RCE, pero con pH < 7 y lactato de 10.
“Vamos por la cuarta dosis”, alguien dice.
El ETCO2 no sube. La perfusión no mejora. El ritmo no cambia. El algoritmo sigue, pero el paciente no.
Y entonces alguien lo dice en voz baja:
¿Estamos ayudando… o estamos administrando adrenalina por inercia?
¿Y si más adrenalina no siempre significa más probabilidad de RCE?
¿Y si, en pediatría, seguir el protocolo al pie de la letra podría alejarnos del retorno?
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📊 Análisis del artículo
Hoyme DB, et al. Epinephrine dosing interval and survival outcomes during pediatric in-hospital cardiac arrest. Resuscitation. 2017;121:166–172.
Las guías indican administrar adrenalina cada 3 a 5 minutos durante un paro cardíaco.
Pero… ¿de dónde viene esa recomendación?
¿Y qué pasa si no es la más adecuada en pacientes pediátricos?
Este estudio retrospectivo, basado en datos del Get With The Guidelines-Resuscitation (2000–2014), analiza 1,630 paros intrahospitalarios en niños que recibieron al menos dos dosis de adrenalina, con el objetivo de evaluar si el intervalo entre dosis se asocia con diferencias en la supervivencia.
🧠 ¿Qué hicieron?
Dividieron a los pacientes en cinco grupos según el promedio del intervalo entre dosis de adrenalina:
≤2 min, >2–≤3 min, >3–≤4 min, >4–≤5 min, y >5–≤10 min.
El resultado primario fue supervivencia al alta hospitalaria.
Secundarios: RCE sostenido y desenlace neurológico favorable (PCPC 1–2 o no peor que basal).
📈 ¿Qué encontraron?
El grupo con mayor supervivencia al alta fue el de >5 a ≤10 minutos entre dosis (36%).
Le siguió el grupo de >4–5 minutos (33%).
En contraste, los que recibieron adrenalina cada 2 minutos o menos tuvieron la supervivencia más baja (17%) .
Esta asociación se mantuvo incluso tras ajustar por múltiples variables (edad, causa del paro, duración, shockable vs. no shockable, uso de vasopresores previos, etc.).
No hubo diferencia significativa en los desenlaces neurológicos favorables, pero sí una tendencia consistente a mayor RCE en los grupos con intervalos más largos.
💡 ¿Qué implica?
Que administrar adrenalina más seguido no mejora —y puede empeorar— la supervivencia en paro pediátrico intrahospitalario.
La dosis no es solo cantidad: también es ritmo, contexto, y fisiología.
Los autores sugieren que dosis muy frecuentes pueden:
Inducir efectos vasoconstrictores excesivos.
Alterar la perfusión cerebral y coronaria.
Interferir con la RCP de calidad por interrupciones o sobrecarga beta-adrenérgica.
El algoritmo dice 3–5 minutos.
Este estudio sugiere que incluso más de 5… podría ser mejor.
🏥 Aplicación intraoperatoria: menos adrenalina, más razonamiento
En quirófano, el paro no nos toma por sorpresa.
Lo vemos llegar. Está monitorizado, presenciado, documentado segundo a segundo. Tenemos vía aérea asegurada, accesos, datos hemodinámicos, capnografía, ventilación controlada, y frecuentemente causa identificada.
Y sin embargo… muchas veces seguimos administrando adrenalina cada 3 minutos, simplemente porque así lo dice el algoritmo.
Este estudio nos obliga a cuestionar esa rutina.
Porque si en el entorno hospitalario general —con eventos muchas veces no presenciados— se observó un beneficio al espaciar las dosis, ¿qué podríamos ganar en quirófano, donde las condiciones son óptimas para individualizar cada decisión?
💡 ¿Qué cambia en quirófano?
Sabemos el minuto exacto del colapso. No hay incertidumbre temporal.
Vemos la respuesta en tiempo real. ETCO₂, presión invasiva, ecografía, perfusión.
Podemos revalorar antes de repetir. Si la adrenalina anterior elevó momentáneamente el ETCO₂, pero luego decayó… tal vez el problema no es más adrenalina, sino mejorar la RCP o intervenir la causa.
No hay retrasos de administración. La ampolla ya está cargada. Repetir es fácil… demasiado fácil.
Y ese es el riesgo: que la facilidad nos lleve a la inercia.
🧠 Entonces, ¿qué hacemos?
Si tras la primera o segunda dosis no hay cambio clínico y la causa del paro es respiratoria, considera observar más allá de los 3 minutos antes de repetir.
Si el ETCO₂ es bajo pero estable, sin mejoría evidente con la dosis previa, evalúa la calidad de compresiones antes de administrar otra dosis.
Si hay buena perfusión durante RCP (ETCO₂ >15 mmHg, presión diastólica >25 mmHg), espaciar la dosis puede permitir que el propio cuerpo tenga oportunidad de responder sin sobrecarga adrenérgica.
El quirófano no solo permite pensar diferente. Lo exige. No es que dejemos de seguir el algoritmo. Es que, por una vez, tenemos los datos suficientes para saber cuándo aplicarlo…y cuándo hacerlo con pausa.
✅ Recomendaciones prácticas inmediatas
Durante un paro pediátrico intraoperatorio:
⏱ No administres adrenalina por reloj.
Deténte y evalúa si la dosis previa tuvo algún efecto clínico observable.
🩺 Aprovecha la monitorización avanzada:
ETCO₂ estable o en ascenso sugiere perfusión suficiente.
Si tras la adrenalina no mejora el ETCO₂, primero evalúa técnica y profundidad de RCP antes de repetir.
🧠 Recuerda que más adrenalina ≠ mejor resultado.
En este estudio, espaciar las dosis más allá de 5 minutos se asoció con mejor supervivencia .
📉 Si el paciente ya tiene vasopresores en infusión, reflexiona aún más antes de repetir.
En este subgrupo, el beneficio de espaciar dosis no fue tan claro.
🧬 No temas pausar para observar.
En quirófano, tienes la oportunidad (y el deber) de personalizar la estrategia según respuesta fisiológica real.
💬 Reflexión personal
En paro pediátrico, nos enseñaron a ser rápidos. A actuar sin dudar.
Pero también nos enseñaron algo peligroso: que repetir la adrenalina cada 3 minutos es siempre correcto.
Este artículo me obligó a hacer una pausa —no clínica, sino intelectual— y preguntarme:
¿y si esa dosis que estoy por administrar no suma… sino que estorba?
La adrenalina tiene un lugar. Pero no siempre necesita repetirse con la misma frecuencia.
En quirófano, donde tenemos capnografía, presión invasiva y ecografía, podemos saber si la dosis previa tuvo algún efecto.
Y si no lo tuvo, ¿para qué repetirla ciegamente?
A veces, lo que el paciente necesita no es más adrenalina.
Es mejor compresión. Menos pausa. O simplemente, tiempo.
En reanimación, hacer menos también puede ser una forma de hacer mejor.
💭 ¿Y tú qué opinas?
⏱ ¿Sigues administrando adrenalina cada 3 minutos sin excepción, incluso en quirófano?
🧠 ¿Te has detenido a observar si la dosis previa tuvo algún efecto antes de repetir?
📉 ¿Qué datos usas para decidir si el siguiente mililitro será útil o innecesario?
💬 Cuéntanos tu experiencia: ¿Alguna vez decidiste esperar… y funcionó?
📚 Referencias bibliográficas
Hoyme DB, Patel SS, Samson RA, et al. Epinephrine dosing interval and survival outcomes during pediatric in-hospital cardiac arrest. Resuscitation. 2017;117:18–23. doi:10.1016/j.resuscitation.2017.05.023
Andersen LW, et al. Time to epinephrine and survival after pediatric in-hospital cardiac arrest. JAMA. 2015;314(8):802–10.
Perondi MB, Reis AG, et al. High-dose vs. standard-dose epinephrine in pediatric cardiac arrest. N Engl J Med. 2004;350:1722–30.