Acceso Vascular en Paro Cardíaco: ¿Importa realmente en quirófano?
Aunque la evidencia prehospitalaria sugiere que no hay diferencia entre accesos intraóseo e intravenoso, en quirófano, el contexto y los recursos podrían redefinir su valor clínico.
Cuando un paciente sufre un paro cardíaco en la sala de operaciones, cada segundo se vuelve crítico. Las compresiones torácicas perfectas, la administración precisa de adrenalina y la desfibrilación inmediata son maniobras estándar. Pero surge una decisión clínica importante que podría pasar inadvertida por ser tan rutinaria:
¿Intraóseo o intravenoso? ¿Realmente hay diferencia?
En escenarios prehospitalarios, estudios recientes y rigurosos como el VICTOR trial (BMJ, 2024), PARAMEDIC-3 (NEJM, 2025) y IVIO (NEJM, 2025) han demostrado consistentemente que no existen diferencias significativas entre accesos vasculares intraóseos (IO) e intravenosos (IV) en términos de supervivencia o recuperación neurológica .
Pero trasladar directamente esta evidencia prehospitalaria al quirófano podría ser un error clínico grave. En la sala de operaciones, tenemos recursos, personal especializado, medicamentos específicos y monitoreo avanzado que podrían cambiar drásticamente la importancia de obtener un acceso vascular rápido y eficaz.
¿Será que, en quirófano, sí importa cómo accedemos al sistema vascular?
¿Qué dice exactamente la evidencia reciente sobre IV vs. IO?
De acuerdo con la revisión crítica publicada en el Air Medical Journal (2025) por Loughman et al., los resultados de tres grandes ensayos clínicos aleatorizados recientes sobre accesos IO y IV en pacientes con paro cardíaco extrahospitalario fueron claros:
VICTOR trial (2024): No encontró diferencias en supervivencia hospitalaria, RCE sostenido o resultados neurológicos favorables.
PARAMEDIC-3 trial (2025): Tampoco reveló diferencias significativas en la supervivencia a 30 días ni en resultados neurológicos.
IVIO trial (2025): Confirma estos hallazgos con resultados similares, destacando además algunas dificultades técnicas y tasas variables de éxito según el sitio anatómico utilizado para el acceso IO .
La conclusión prehospitalaria es directa: no distraerse en priorizar un acceso específico sobre otro cuando el enfoque debe estar en compresiones de alta calidad, desfibrilación inmediata y manejo fisiológico óptimo.
¿Por qué en quirófano el acceso vascular podría ser más relevante?
En la sala de operaciones, sin embargo, la historia podría cambiar sustancialmente:
Recursos humanos y técnicos: En quirófano tenemos anestesiólogos, enfermeros expertos y acceso a ultrasonido vascular inmediato que permite asegurar vías IV rápidas y eficientes.
Acceso rápido a medicamentos especializados: En paro intraoperatorio, administrar adrenalina, antiarrítmicos o incluso medicamentos específicos como calcio, bicarbonato o magnesio, depende críticamente de tener una vía permeable y confiable.
Monitoreo fisiológico avanzado: La respuesta inmediata de presión arterial invasiva, ETCO₂ y otros parámetros fisiológicos puede guiar decisiones clínicas rápidas, que solo son posibles si la administración de fármacos es rápida y efectiva.
En este contexto altamente especializado, contar con un acceso vascular rápido y de alto flujo podría marcar una diferencia real en los resultados clínicos del paciente.
Recomendaciones prácticas inmediatas para quirófano
Prioriza acceso IV guiado por ultrasonido si tienes experiencia inmediata disponible.
Ten listo el acceso intraóseo como un plan B instantáneo si el IV inicial fracasa.
Establece protocolos claros para no perder tiempo en decisiones logísticas innecesarias.
Capacita continuamente al equipo intraoperatorio en técnicas de acceso vascular rápido (tanto IV como IO).
En el quirófano, la evidencia prehospitalaria es solo un punto de partida; el contexto y los recursos disponibles deben guiar una decisión más sofisticada y rápida.
🧠 Reflexión final – ¿Por qué el contexto intraoperatorio cambia la relevancia del acceso vascular?
La evidencia prehospitalaria es clara: intraóseo o intravenoso, da prácticamente igual. Pero trasladar directamente esta conclusión al entorno intraoperatorio podría ser clínicamente peligroso y simplista.
En quirófano, contamos con recursos avanzados y personal altamente capacitado que pueden colocar rápidamente accesos intravenosos guiados por ultrasonido. Sin embargo, también debemos reconocer algo fundamental: la colocación rápida y efectiva de accesos IV por ultrasonido requiere una curva de aprendizaje importante. No es algo trivial ni inmediato para todos los miembros del equipo clínico, especialmente bajo condiciones extremas de estrés, presión y crisis como un paro cardíaco.
Es precisamente en estos escenarios de crisis extrema donde la simplicidad, rapidez y eficacia del acceso intraóseo podría redefinir su valor clínico intraoperatorio. Tal vez, para esos momentos en que el factor humano juega en nuestra contra, deberíamos reexplorar el acceso intraóseo como alternativa inmediata:
El acceso intraóseo humeral en adultos puede proporcionar alta tasa de flujo y rápido acceso para medicamentos críticos.
El acceso intraóseo tibial en pacientes pediátricos sigue siendo una opción rápida y segura que garantiza una vía inmediata en segundos.
En el contexto intraoperatorio, el acceso vascular no debería ser visto simplemente como un canal para medicamentos, sino como una decisión estratégica crítica que puede potenciar o limitar cada maniobra de reanimación.
Quizás sea tiempo de considerar que el acceso intraóseo, lejos de ser secundario, podría ser la mejor herramienta inmediata para asegurar que cada medicamento administrado realmente alcance su objetivo en los momentos más críticos.
¿Estamos realmente aprovechando todos los recursos clínicos que tenemos a mano? ¿O necesitamos reconsiderar nuestra estrategia de acceso vascular en situaciones intraoperatorias críticas?
«En quirófano, el mejor acceso vascular no es siempre el más sofisticado, sino el más rápido y confiable cuando el estrés y el tiempo nos desafían.»
— Rafael Herrera / REASEL
💬¿Y tú qué opinas?
¿Consideras suficiente la preparación actual de tu equipo para lograr accesos IV guiados por ultrasonido durante situaciones críticas extremas?
¿Crees que el acceso intraóseo debería retomarse como primera opción ante escenarios de alto estrés intraoperatorio?
¿Has implementado accesos intraóseos humerales en adultos o tibiales en niños durante un paro cardíaco intraoperatorio? ¿Qué resultados has observado?
Tu experiencia clínica importa. Comparte en los comentarios cómo manejas el acceso vascular en tus escenarios de reanimación más críticos.
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